Sigo soñando con la noche de tu adiós, cuando pienso en tu última risa no puedo evitar sonreír yo también. Pienso en tus últimos pasos y al día de hoy sigo intentando replicarlos, cuando pienso en tus lágrimas de despedida no puedo evitar llorar como si de un diluvio se tratará, pero esta carta no es para lamentos, esta carta no es para exigirte algo. Esta carta es solo para demostrar que sigo bien, sigo con vida aunque ya no estés.