Mi querido hijo, hoy te llenas de alegría,
Al completar una de tus grandes metas
Tu graduación, como esperaban que llegara
Con cuanta ansiedad esperaste este gran día.
Nunca olvides que hoy se te abrirá la puerta
De una etapa distinta y buenas oportunidades
Como un verdadero profesional que eres hoy,
No todo es malo, pues hay muchas bondades.
Sí por fin realizan que el gran día te llegó
Ah, pero cuantas veces tu fe mucho naufragó.
Te aferraste con todas tus fuerzas de tu Dios
Y su fidelidad y su bondad jamás te defraudó.
Finalmente, recuerda y nunca olvides este precepto:
La graduación es solo un concepto.
En la vida te gradúas todos los días.
La graduación es un proceso que continúa hasta el último día de tu vida.
Si puedes entender eso, marcarás la gran diferencia.
Gracias hijo mío por esta felicidad de hoy.
Por el orgullo y admiración que me provocas que de tan grandes no me caben en el cuerpo.
Gracias por tu desbordante humanidad y por tu transparencia irrepetible.
Te amo más allá de todo.
Pero la profundidad de mi amor sólo la comprenderás el día en que te comiencen a llamar...
¡Papá!