En la noche tranquila de sábado en que visto de manera cómoda, aguardaré tu llegada para que juntos hagamos poesía en la cama. Me quedaré en esta habitación preparada para la llegada tuya, mi amante que es capaz de entender las curvas delicadas de mi cuerpo.
Sueño con que destroces mi ropa a tirones y mordidas y me obligues a ser tuya hasta quedar completamente desnuda. Sé que en ello no hay violencia sino urgencia; sé que es un imperativo consumir el deseo y apagar el fuego que incendia mi cuerpo y el tuyo. Deseo que mi sueño se convierta en tu rostro y en tu cuerpo mediante tus embestidas y mis movimientos de cadera. Después todo acabará con una gran maldición de mi parte, pidiendo clemencia ante el éxtasis al que me llevarás. No soy sumisa ni inocente; mucho menos tengo nada de tonta. Soy seductora y me urge el ardor de tu cuerpo, los besos encendidos y todo el torrente de pasion desbordada. Si te animaras a venir aquí comprobarías que soy una bomba de tiempo hecha de besos, caricias y sudor. Mientras tanto dormiré o deshojaré la rosa que tengo entre mis manos… Esperando que no sea ella la única acompañante a la que esté destinada el resto de mi noche.