La madre, la abuela, la hermana vigila la casa con su ojo negro, con su ojo azul.
La madre es la persiana que baja, el bastón que recorre la caja donde el animal, su hijo, está preso.
El padre sale a buscar compañía fuera.
La vida es eso para mí. La madre, la abuela, la hermana, el padre. El padre está dentro y a veces sale. El abuelo hace tiempo que se marchó y sólo vuelve en forma de fantasma.
Eso es la vida. La anciana se pregunta y me pregunta si he superado la prueba de superar a mi padre y a mi madre, a mi abuela y a mi abuelo y a mi hermana. Esa es la prueba. Yo sigo en la vida, sigo en la caja, pero no he superado aún la prueba. Por eso soy tentado por todos, por eso caigo en la trampa que me hace pensar que pueda estar loco. Por eso me aíslo y pienso que no avanzo, que cumplo años desde hace muchos otros años, pero me quedé atascado en el pasado.