En un día maravilloso, una joven llamada Isabela, sentada en el jardín de su casa, soñaba con encontrar a una persona que la respete, la valore y sobre todo que la ame tal y como es y que la acepte como es; ya que en su relación pasada no tuvo la suerte de compartir todos sus momentos felices con aquella persona. El joven le resultó ser una persona sin sentimientos, sin valores y lo peor de todo deshonesto con Isabela.
Ramón tenía dos relaciones a la vez y una de las muchachas resulto ser Isabela; ella sin saber lo que pasaba, sentía que al estar a su lado era lo más hermoso que le estaba pasando.
La vida de Isabela era única e incomparable, pensaba que la felicidad ya la había encontrado; pero de pronto, un joven simpático y tierno se le acercó y le dijo: — ¡Muchacha! Habré bien los ojos y date cuenta con quien estas compartiendo tu felicidad; acuérdate que no todas las personas tienen un corazón bondadoso, tierno y enamoradizo. — Ese hombre con el que andas no merece de tu amor y belleza. Al escuchar esas palabras, su modo de pensar y su estado de ánimo cambio.
A la mañana siguiente, ella recibió una llamada de su novio, el joven le dijo: ¡Princesa! —Hoy no podré salir contigo en la tarde, porque exactamente hoy, llevare a mi padre a la ciudad de México en busca de unos papeles importantes; por lo tanto, no estaré en tres días —, ella al escuchar lo que él le había dicho, le contesto: (con voz de tristeza) — Mi amor ¿porque te vas sin habernos visto? ya tiene más de una semana que no estás conmigo y hoy que te necesito a mi lado, ya no estarás; al él no le pareció que Isabela le haya contestado de esa manera, por lo tanto, se sintió ofendido y le colgó.
Isabela sin ninguna razón, empezó a desconfiar de él y desde lo más profundo de su corazón sentía como si las puertas del amor se le cerraran, como si las carisias y los besos que él le daba, la suicidaran. Todo el día se la pasó pensando en aquella llamada, ella tristemente se preguntaba: — ¿Qué fue lo que hice o dije mal? ¿Cuál fue el motivo de su mala actitud?
En la noche del mismo día, ella ya no aguanto más y sin darse cuenta de lo que iba a cometer le llamo; le dijo: — ¡Mi amor! Perdóname, no quería ofenderte… lo único que necesitaba de ti, es que tú estuvieras a mi lado. Ramón al escuchar el arrepentimiento de su novia le respondió: — ¡Princesa! Claro que te perdono… pero para la próxima primero piensa antes de decir las cosas. — Sólo recuerda que te amo demasiado y que por nada te dejaría sola; cuando este en ciudad te aviso para que valla a visitarte y así demostrar mi afecto y cariño hacia a ti — no cabe duda, que Isabela se lo creyó y como toda niña indefensa siguió soñando con verdadero amor.
Del otro lado de la ciudad, Ramón se encontraba con la otra muchacha que decía llamarse Clara cuya complexión delgada y elegante hacía de ella una persona muy bella, que a comparación de Isabela su vida era diversión y socializar con la gente; por esta razón Ramón tenía a Isabela como su segunda opción, ya que él sabía que en cualquier momento Clara podría encontrar a otro joven quien si se robaría su corazón y de lo contrario, para él Isabela sería su única forma de no quedar sólo en el estatus del amor.
Después de tres días de viaje, Ramón llama a Isabela para saber que es de ella y que ha hecho en estos últimos días, Isabela triste y desolada, le contesta: — Estoy aquí sentada esperando que mi príncipe azul me llame y me diga cómo esta… Bebe, no estoy enojada contigo, sólo un poco preocupado porque en estos tres días que no estuviste en la ciudad no he sabido nada de ti. Quisiera verte en este preciso momento y enseñarte cuanto te quiero, cuanto te necesito y más que nada cuanto te extraño. Amor mío… dime si aún me imploras, si aún sigo siendo la niña de tus sueños —. Ramón al escuchar lo que Isabela decía sentía un doloroso golpe en su corazón, haciendo que tenga un horrible remordimiento en su conciencia.
Ramón sabía muy bien que el sí sentía algo por Isabela pero, sin embargo sus hechos y sus acciones estaban destrozando el corazón de Isabela. Sin aún saber lo que en ese momento estaba pasando, él sabía que lo correcto era decirle la verdad a su amada Isabela, pero su orgullo y su soberbia le pusieron las manos en su boca, por lo tanto, prefirió quedarse callado.
En la conciencia del apuesto muchacho, sólo le llegaba un amargo sentimiento hacia Isabela, sentía como si se destilaba ese amor hacia él y no le surgiera efecto, puesto que él sólo buscaba su comodidad más no el verdadero amor.
Al terminar de hablar con él, a Isabela le entro un profundo sentimiento donde con una lagrima en su mejilla le pedía a las nubes que la llevara con su amado y con un suspiro le decía a su corazón que el único ser de su existir era el verdadero amor que sentía por él. Pues ella no sabía que en sus lindos y pequeños ojitos existía una venda que cubría el engaño de su amado príncipe.
Después del supuesto engaño que le hacía Ramón a Isabela, él regreso. Con pena y temor fue a casa de su novia. Ella al verlo desde su ventana demostró una inmensa felicidad y desde unos pocos metros se echó a correr con los brazos abiertos. Él con hipocresía en su corazón, le dijo:
— Te amo — aun sabiendo que él tenía las manos llenas de engaño por su infidelidad.
Ramón sabía que el amor de Isabela era lo más especial que cualquier ser humano puede ofrecer; sin embargo, ya no pudo con esta ardua mentira y cuando ella lo invito a pasar, él con la mirada hacia abajo le contesto: — ¡No! — Con una voz grave y mentirosa. Ella insistió… pero después de un difícil convencimiento, se dio cuenta que Ramón algo malo estaba ocultando.
En ese momento, Isabela le alzo la mirada y lo miro fijamente a los ojos; Ramón ya no aguanto más y le llego un gran remordimiento haciendo que las sombras de su engaño lo atacaran e hicieran que le digan la verdad a Isabela; pero sin darse cuenta, él le dijo: — ¡Déjame Clara! Con tristeza en su rostro, Isabela preguntó: — ¿quién es clara? — El respondió: ¡Bonita, perdóname… pero tengo que decirte la verdad! — con voz extremadamente fuerte. — ¿Recuerdas el día de mi viaje?... pues mira no me fui con mi papa, sino que estuve con otra mujer ella se llama Clara y se ha robado mi otra parte de mi corazón. Isabela: — ¡Ramón! ¿No que yo era tu novia? Él respondió: — ¡Sí! pero andaba con las dos.
Isabela al escuchar todo lo que su amado le decía en ese instante, bajo la mirada y sólo se veía como caían las pequeñas gotas de lágrimas que ella dejaba al llorar. Sin nada que decir, Ramón se dio la vuelta y como arte de magia desapareció del lugar donde se encontraba.
¡Ella! desilusionada con sus ojos desgastados en lágrimas, con dolor, con desesperación le pedía a Dios que todo lo que había pasado fuese un sueño y no la realidad.
Cerca de la casa de Isabela se encontraba un hermoso parque; cuando ella sentía tristeza o confusión, le encantaba estar en ese lugar. Ya que en ese espacio podía escuchar sonoros de los pajaritos y de la brisa del viento que se oía al pasar. Estando ahí, podía olvidar de los malos momentos que pasaba y recordar los más bellos de su vida.
Al pasar una hora, el mismo joven que se le acercó la otra vez, le dijo: — perdóname el atrevimiento — me encantaría que esta hermosa damisela vea este bello dibujo que le hice con mucho amor y cariño. (Sonrojada) le respondió: — Dígame… ¿Qué es lo que contiene esta libreta? El apuesto joven le contesto: —ábrela y te darás cuenta del contenido de la libreta. En ese instante Isabela la abrió y así toda respondida le dijo: — Disculpe, joven… ¿Por qué en mi mirada se ve nota una profunda felicidad, si en realidad mi mirada demuestra una profunda tristeza? —.
El con una sonrisa le respondió: — Tal vez tú te sientas triste, pero yo en ti veo desde lo más hermoso de tu corazón un inicio del ¿cómo saber ser feliz por siempre? —. Muchacha, recuerda que las personas valiosas y especiales como tú, nunca se quedaran solas. Al escuchar al sabio joven, Isabela se puso feliz y le agradeció todo lo que le había dicho a la muchacha.
Así es como para Isabela su forma de pensar de cambio y por fin entendió que la vida es para disfrutarse y compartirse con los seres más valiosos de este magnífico lugar.
En el amor, se dio cuenta que el verdadero significado de amar consiste en que la persona a tu lado te levante los ánimos, te apoye, te comprenda y que te haga sentir la mejor persona. Que cualquier novio que tuviera a su lado le haga sentir importante y sobre todo darle lealtad. En la vida es fácil cometer errores, pero es difícil olvidarse de ellos. Una relación se da en pareja si entre los dos hay respeto, también hay igualdad.
Por último, ella volvió a encontrar a su verdadero amor donde no sólo lo trataba como su novio, sino también como su mejor amigo; llevándola a una nueva historia feliz y duradera.
Colaboración de Karen Silena
México