Si amaramos con el corazon, nos dolería el pecho y no la cabeza por pensar tanto en las bromas, en los gestos, en las palabras y hasta en una historia que tal vez no existirá, de esa persona que nos trae locos de amor.
Hazme odiarte o hazme quererte pero quedate siempre en mi cabeza.
Imaginarte riendo me hace sentir que solo soy, y no estoy o no lo se, pero NO me hace pensar en donde esta mi cuerpo en el instante, yo solo se que mi mente no está adherida a él, si no que, está en donde podría estar esa persona.
Tal vez pensando en mí, tal vez prestando esa sonrisa tan suya, a mares, a otras imaginaciones, y eso me hace ser egoísta, tal vez dulcemente, pero me hace pensar en él.
Y aquí estoy no se en donde, ni por cuanto tiempo, pero estoy.
Ser egoista de vez en cuando con su risa, con sus ojos, con su forma de abrazar, y que él lo sea conmigo por lo que sea que pueda ver en mí.
Tal vez por algo tan simple como un lunar o complicado como un corto beso que yace suyo en la orilla de mi boca, pero que piense en mí.
Si amar fuera con el corazón, no sería un paro cardiaco lo peor en el mundo, así como el parto de una madre sería el acto mas bondadoso y mas grande de amor.
Así habría sistema métrico, tal vez cicatrices, tal vez marca pasos. Si amar fuera trabajo del corazón, no sería culpa tuya necesitarte a mi lado con tantas fuerzas con el poco tiempo que llevamos conociendonos, y así el angel con flecha y arco no sería el más odiado.
Colaboración de Lucia Saenz
México