Hoy en este día decidí salir un momento, ya que los problemas me abrumaban, sentí que ya no podía más, sentí que mi mundo se derrumbaba, que poco a poco me hundía en lo más profundo, en ese momento sentía que a mí era a la única persona que le pasaban amargas experiencias…
Decidí sentarme un momento en un parque durante unas horas, mis lágrimas rodaban una y otra vez, sentía que ya nada tenía solución, cuando ante mis ojos veo la triste realidad; y me doy cuenta que mis enormes problemas son en realidad cosas insignificantes. Pues mis ojos contemplan a aquel niño que anda en la calle todo sucio, con hambre, sin estudios, sin una casa; sin una familia; sin amigos sin nada.
Mis ojos observan a aquella señora pidiendo una limosna para su pequeña hija que está muy enferma, está agonizando, y se siente frustrada al no poder pagar un hospital, y al mismo tiempo mis ojos ven que la gente no la ayuda. Y así avanzan las horas, y veo injusticias, corrupción, pobrezas, un sin fin de cosas, y me digo que egoísta fui sólo pensé un momento en mí, y esto que me está pasando no es nada similar a lo que mis ojos contemplan, y me pregunté porque el mundo está de cabeza, porque nuestro México querido no progresa, y dije si quiero que todo esto cambie no tengo sólo que preocuparme sino también ocuparme, por lo tanto para que México cambie tengo que empezar a cambiar yo, y ayudar a aquellos que están hundidos en la pobreza.
Así que me levanté de ese asiento y me dirigí hacia la señora que lloraba y rogaba ayuda, sólo tenía yo 20 pesos; le di 10 pesos, si quizás no fue mucho, de ahí fui a comprar 1 torta de jamón, y fui a ver a aquel niño que moría de hambre y le compré un agua, de mis 20 pesos ya no quedaba nada, sentí un vacío en mi corazón; sentía que podía hacer más pero no sabía qué hacer para poder ayudar un poco más, y así que estuve con el niño lleno de hambre lo llevé al DIF, fui con la señora que pedía limosna para su hija, le dije que la ayudaría, así que fui a recoger unas botellas, las corte y empezó a pedir un poco de ayuda, y le dije a la gente que me ayudara a recaudar fondos.
¿Cuántas veces pensamos que todo lo peor nos pasa a nosotros? ¿Cuántas veces renegamos de nuestra realidad?, ¿cuántas veces no hacemos nada para cambiar el destino de nuestra vida?
Detente tan sólo un minuto y observa a tu alrededor, seguramente te darás cuenta de que no eres la única persona que atraviesa por un mal momento, pero también te darás cuenta que quizás tus problemas realmente no lo sean, hay muchas cosas que podemos hacer para que las cosas mejoren.
Colaboración de Lizbeth Rojas
México