Dios quiso ponerme en tu vientre, para aliviar un poco tu dolor. Yo sé que no fue fácil para ti, la vida, pero de algo si estoy segura; de que me amaste desde el primer día que me tuviste en tus brazos. Y Dios te recompensó por todo el sacrificio que tu hiciste, ya cuando comencé a crecer, y empezaste a moldear mi carácter, a enseñarme del amor a Dios y al prójimo…
Me di cuenta de que tú, con tu paciencia y tu amor me enseñabas poco a poco a amar y a perdonar; y ahora que ya no estás a mi lado todo lo que tú con amor me enseñaste ahora yo lo he enseñado a mis hijos y sobre todo, el mayor de los tesoros el amar a Dios y la fe en él; créeme que esa semilla que tú con amor sembraste un día ya ha germinado, te amo mamá mi mayor ejemplo, soy privilegiada por que Dios me premió contigo aún sin merecerlo.
Colaboración de
Claudia
México