Soledad infame asesina de sueños que quemas la ilusión aquella de la vida, que aguardas escondida en los rincones del alma y que con una palabra destruyes la alegría sumida por el recuerdo. Tú que caminas por el destino como reflejo del tiempo, que conjuras hechizos nacidos de la muerte, que asumes el papel de redentor cuándo en realidad aún huyes del sol para quedarte en el silencio.
Tú mi compañera de llanto, mi amiga de camino, mi creadora de milagros, mi estrella de existencia ¿te atreves a juzgar mi pensar? ¿Es justo acaso el regalo melancólico del ayer y el bullicio perturbador del odio? Qué me dices ahora que soy cómo la noche taciturna y desnuda, que me he convertido en un eco de tú mañana y un imaginar de tus suspiros, que engendro la idea de ser cómo tú…
Solitaria e infame, que aborrezco ser un esclavo de temores, que anhelo ahogarme con los besos soñadores de aquel que ama ser diferente al dolor, que juego absurdamente a llamarte hermana, que aún cuándo me acusas de escapar entre los rostros de las palabras vuelvo a ti como mi guardián fuerte e infalible.
Mira mi alma, recuerda mis olvidos, invade mi eternidad, oculta mis segundos de existencia, sólo sé mi compañía en este que es mi mundo…
Colaboración de
Kmirago
Colombia