Había una vez dos adolescentes que se querían más que nada en la vida. Un día él tuvo que viajar para buscar nuevas oportunidades, ella se quedó con la ilusión de que un día regresaría... Al paso del tiempo comenzaron a tener pequeñas diferencias por comentarios mal intencionados de la gente y perdieron contacto. A él le dijeron que ella salía con otra persona, a ella que él había formado una familia, en fin ya imaginarán lo que pasó.
La vida continuó su paso sin que ellos supieran nada el uno del otro, pero un día, un mal día, ella fue mancillada por un ser sin sentimientos alguien que no debió haber existido... De ese mal día nació un pequeño ser que ninguna culpa tenía, ella se sintió la peor de las basuras y perdió total esperanza de volver a ver al amor de su vida.
Después de terapias y de asumir que no fue culpa suya siguió su vida ahora con una gran responsabilidad; un hijo. Pero se topó con un hombre que le ofreció bienestar para ella y su pequeño, ella al ver que se había ganado a su hijo, lo aceptó y le permitió formar una vida con ella. El tiempo pasó, tuvieron dos hijos más y las cosas tomaban un rumbo muy distinto al que ella imaginaba...
Dios olvidar para ser feliz con su pareja, para hacer feliz completamente a su pareja, pero el destino se empeñaba en hacerle la mala jugada y no le permitía olvidar.
Un día mientras le pedía a Dios que sacara de su mente y corazón a aquel amor, sin buscar llegó a sus manos un papel donde estaba su nombre escrito, al poco tiempo se enteró que él había regresado; todo su ser tembló en una clase de emoción y confusión que no le permitían pensar en otra cosa que no fuera ¿qué le diré si me habla? ¿qué pensara de mí? ¿aún se acordará de mí?... Miles de preguntas pasaron por su mente y nuevamente le habló a Dios y le dijo:
-Señor tú sabes lo que pasa con mi vida, y sabes la cantidad de veces que te he pedido olvidarlo, sólo tú sabes porque me haces temblar de esta manera, pero te suplico que si no debemos vernos, por favor, no me permitas encontrarme con él... Una tarde ella recibe una llamada... sí, era él, el amor de toda su vida... Le pidió verla y ella se negó, y no porque no quisiera verlo, sino porque ella era consciente de que a su lado tenía a otra persona.
Tanto él como ella entendieron y se habían hecho a la idea no volverse a ver por nada del mundo. Sin pensar y con temor se citaron en un lugar para hablar por última vez, quedaron de verse a las 10 de la mañana. Ella llegó primero, al dar las 10:30 ella le pidió a Dios que si no era voluntad suya el que se volvieran a ver, que no le permitiera a él llegar.
Justo antes de las 11 él apareció y como dos buenos amigos se pusieron a platicar de los dos y de sus respectivas familias, hasta que en un silencio ambos se dieron un beso y fue como si el tiempo se hubiese detenido, en su interior rogaban a Dios que no pasara el tiempo y que les permitiera estar juntos, como siempre debieron estar...
Colaboración de Ama
México