En el abrazo cariñoso me lleno de vida, la vida que me transmiten.
Son el legado más precioso que la vida me da. Cómo conformarse con tanta lejanía, sé que me falta el aliento por no poder expresar todo lo que siento en lo más profundo de mi ser. Quién lo podrá comprender... ¿quién puede sentir todo esto que siento?
Las palabras de consuelo son vanas, cuando se siente con dolor no hay palabras, gestos o caricias que lo puedan aplacar y por qué no la rabia y el dolor. Cada una de ellas me puede ofrecer el aliento fresco que da vida a mi existir. “Paciencia”, es fácil decirlo, cuando no tengo el beso, las palabras o palabritas que me dan vida más allá de la que puedo tener, que rejuvenecen mis ya adultos años. ¿Quién lo podrá comprender?
“Lejanía”¡Ja! Palabra que duele, cuando el amor en esta etapa de la vida no se puede palpar, quizá solamente en hechos cotidianos…pero tengo todo, de qué me quejo ¿no? Sí, me quejo de esas carencias y a la vez me critico porque en ningún lugar encuentro eso que tanto anhelo, la frescura de sus vidas, que añade vida a mi vida, existir a mi existir.
Me pregunto y a la vez me contesto, ¿así duele el amor que no se pudo tener? ¿Aquél que nunca encontré? ¿Así duele? Parece que si, porque cuando no puedes dar todo lo que sientes, queda un vacío profundo, que nada lo puede llenar.
Colaboración de Carmen
México