Conocerte fue extraño. Conocerte realmente, me refiero, tantos años después: tanto tiempo de hablar, de vernos casi a diario y de convivir sin convivir, sin sentirte, sin entenderte, sin amarte. Todo cambió en una noche, en un instante, en un breve espacio de tiempo que me resulta imposible describir: sentir tu calor, tu olor, tu ternura, tu compañía, no fue necesario el tenerte físicamente, no fue necesario otro tipo de contacto, simplemente sentirte a mi lado, simplemente sentirte...
Sé, imagino, que no sientes lo mismo. No pretendo tener una suerte que quizá sólo algunos poseen, no pretendo decir más que lo que siento, te amo, y agradezco a Dios por permitirme sentir lo que ahora siento. Gracias también a ti, por todo, por permitirme revivir un corazón que creía muerto, y aunque no se consume este amor, siempre, estarás en mi corazón, te deseo lo mejor, siempre...
Colaboración de Campanita
México