Beatitud, llega cuando no nos aferramos a la necesidad física o aparición de entes en nuestra vida, generando una felicidad indomable por estar vivos en este maravilloso planeta y aceptando los espacios que se generan día con día. Permitiendo que nuestras almas coadyuven fluyendo entre sí, amándonos el uno con el otro sin hacer del amor una cárcel, permitiendo que todo fluya, respire y crezca.
El amor real no examina, solo se genera incondicionalmente, sin esperar nada a cambio.
Gracias al universo.
Colaboración de Klaus de Uranga
México