Su rostro marcado por pliegues, el blanco de su pelo son las alas para volar a sus regresiones de las labores de lana, repostería, ah y la mejilla roja cuando come algo que se le antoja.
Entre hojas de geranios y rosas, telas de colores, agujas y un vestido amarillo en tu baul de los recuerdos, cierro los ojos y me veo de pequeña…
Aun siento el olor de panecillos y chocolate, dentro de mi leche ,una sonrisa tan fresca en compañía de te y galletas, me encantaba abrir tu cartera y tu dulzura derramada en tus caramelos, lentejitas de colores, empalagándonos de tu amor y de tu sabiduría que reflejan esos ojos azules como el cielo, enamorada de cada día, dándonos tu compañía, herejía de la vida, hoy tu eres mi niña…
Abuela mía.
Colaboración de Adriana Arnaiz Fernandez-Concha
Perú