Al escribir estas líneas pienso en las razones que motivaron cada pensamiento o cada recuerdo y me pregunto si 3.500 caracteres podrían ser suficientes. Y es aquí cuando pienso que nunca es suficiente cuando sientes que algo quedó inconcluso, cuando sientes que te fuiste antes de tiempo o que dejaste algo antes de que realmente terminara.
Algo por lo cual valía la pena luchar con todo lo bueno que hay dentro de ti y con un mayor compromiso personal, usando las herramientas necesarias: el amor, el perdón y la consideración hacia el otro. Creo que esa es la base y el guión de nuestra historia porque para mí nunca fue suficiente amarte por quien realmente eres y siempre quise amarte siguiendo el idealismo tan fantasioso y egoísta que tengo sobre el amor.
No busqué lo que realmente alberga tu ser, siendo éste el camino más sencillo y sincero, te lo puedo asegurar. Para ti en algunos momentos creo que no fue suficiente el amor que te profesé día a día, para tocar tu corazón en toda su magnitud, quizás porque te resultaba un poco complicando entenderlo o vivirlo.
Sin darnos cuenta, nos convertimos en dos personas luchando dentro de una guerra emocional donde sabíamos que ninguno saldría victorioso porque sentir dolor, tristeza, vacío y el sabor del fracaso no es precisamente lo que podamos calificar como triunfo personal.
Hoy hace un año que nos separamos después de seis años de vivir dentro de mismo hogar, de compartir el calor de una cama y de ese “buenos días” en las mañanas. Y desde el silencio de mi reflexión personal creo que es oportuno honrar y agradecer lo que fuimos dentro de este tiempo que nos reencontramos por azares de la vida, para vivir una relación en nuestra etapa adulta después de habernos querido dentro de un amor adolescente a nuestros 17 años.
El amor se transforma con el tiempo de diferentes maneras y puede hacerse mas sólido y maduro, o enfermarse cuando se cansa. Las emociones maduran con cada experiencia pero a pesar de que eso suceda, el hilo rojo que une a dos personas que están predestinadas a estar juntas, nunca se rompe.
Siempre este hilo se puede tensar y nunca se romperá, porque así es el destino: dos extremos que necesitan el uno del otro para permanecer unidos. El nuestro se soltó porque a veces la vida es como un océano donde hay una batalla de olas como consecuencia de circunstancias y momentos que te arrastran, pero siempre la marea baja y te trae de regreso, quedando una corriente que sigue su curso de manera natural.
Hoy, en nuestra conversación telefónica, después de tanto silencio que encerró nuestro adiós, siento con certeza que tu tiempo y mi tiempo se reencontrarán en un nuevo tiempo para ambos. Mientras eso ocurre, aprendamos a ser mejores, a seguir en ese crecimiento y evolución individual que es tan necesario para luego abrir los brazos e iniciar ese intercambio humano de dar y recibir, para luego tener mucho más que ofrecernos cuando acudamos a la cita de nuestro regreso
No sé la fecha, ni mucho menos el día y no podría imaginarme ni la hora pero sí creo en el destino como algo que no se quebranta ni con el pasar de los años. La fe y la esperanza tienen una magia única y particular. ¡¡¡Hasta pronto amor!!!
Las palabras se hacen profundas cuando recrean sentimientos reales. De ahí se desprende la belleza que cada una tiene.
Colaboración de Apasionada
Venezuela