Una suave y cálida brisa anuncia
la llegada de la noche,
sobre el firmamento aparece
la majestuosa luna serena y callada.
Rodeada de escasos luceros
que se mantienen titilando sobre el amplio espacio,
todo se torna en silencio, dando paso a la inspiración de este poema,
sólo faltas tú para dar música, color y sentimiento a mis manos,
las luciérnagas danzando magistralmente entre la tenue luz de luna.
Tu presencia cambia los lienzos abstractos, agrestes y grises.
tú invades lo recóndito de mi ser,
tú marcas la huella perecedera en mi alma,
tu das luz, color y esencia a mi vivir.
Estás distante y a la vez tan dentro de mí,
fusionados en pensamientos, en deseos profundos,
en la viva sangre que recorre mis venas,
en cada latido de mi corazón.
Te traigo a mí, te lleno de mi fuerza, de mi amor
te tengo en mis sueños, en cada paso que doy,
en mis ojos queda grabada tu silueta.
Busco el bálsamo para aliviar tus heridas,
te cambio una lágrima por una sonrisa,
te regalo mi amor, para llenarte de amor,
te espero en la calma del tiempo,
te espero en mi vida con jardines y aromas.
Mis manos se detienen ante tu andar,
estaré para tu llegada a mi vida,
contemplaré tu nuevo corazón,
recibiré tus brazos como el abrigo a mi soledad.
Te quiero en plenitud y al renacer serás para mí.
Colaboración de Julia Fernández
Venezuela