Conscientemente sé que no te amo,
pero inconscientemente siento que sí.
Por la armonía a la que se entregan nuestros sentidos,
el intercambio de miradas y sonrisas,
un corolario de historias privadas nuestras,
como la mezcla de leche y chocolate,
ingenioso y coqueto.
Eres irresistible,
y encantadoramente atrayente.
Con el deseo satisfecho,
a orillas de la oscuridad,
de nuestra piel,
en pro del desvío al amor,
al cercano puerto de la pasión.
Quizá no se repita,
pero totalmente inolvidable,
y quedará vilmente tatuado en nuestras vidas,
en aquel apartado rincón
del galante amor clandestino.
Colaboración de S