En mi dolor mi alma llora,
mi corazón suplica el amar,
mi mente se aferra a la cruel
angustia de no saber olvidar.
Es que el olvidar es una tortura
que mata lenta y cruelmente,
al tratar de suprimir bellos
recuerdos tatuados en la mente.
Aquellos pasajes que soñamos,
aquel tiempo que no tuvimos,
aquellos amaneceres hermosos
los cuales nunca vivimos.
El olvido más se retrasa
al platicar con el recuerdo,
se enamoran y hacen planes
para un futuro tan incierto.
En ese futuro se vislumbran
las penas que me invadirán,
todas esas pasadas penas
que con las futuras se reunirán.
Y si mi dolor desapareciera
y todas mis penas se esfumaran,
juro por dios que daría y mi vida,
haría que las estrellas resonaran.
El amor está corriendo en el viento
pero en el fango me arrastra el dolor,
intento liberarme y me doy cuenta
de que no vale la pena luchar por tu amor.
Colaboración de Cristian Eduardo
México