¡Oh! mi señor eres
el sol que me acompaña
por las noches
y me alumbra por las tardes.
¡Oh! mi señor eres
el alba de mis mañanas
y de mis noches.
¡Oh! mi señor eres
la luz de las tinieblas
y de lo oscuro
me libraste del pecado
y de todo lo malo.
¡Gracias mi señor¡
por ser el sol de mis mañanas
de mis tardes y de mis noches.
Colaboración de Mario Abraham Vargas Barreto
Perú