No eres mi dueño.
Me gusta ser libre, déjame serlo,
yo solo quiero libertad.
No eres mi dueño.
No me exhibas, ni me digas que hacer
ni que decir.
Yo no te digo a ti, cómo tienes que vivir.
Así que
deja que viva mi vida
como quiera vivirla.
¿Tú me amas lo suficiente para dejarme ser
lo que quiero ser?
Entonces simplemente, ¡déjame ser yo misma!
Es todo lo que te pido.
Colaboración de
Vanesa C.
Argentina