Llegaste a mí cuando el horizonte de mi vida se había oscurecido, y mi estrella se tornaba sombría. Me tendiste tu mano, en ella me apoyé… Poco a poco, lentamente me fui levantando, y hoy, ¡Heme aquí! De pie, firme, con la frente en alto y la mirada de frente al sol, sin miedos, sin dudas y sin temores.
Después de Dios… ¡Tú, y mis hijos, son lo mejor que he tenido en la vida! ¡Lástima no conocerte muchos años antes!... ¡Cuán distinta habría sido mi existencia! Esa mano extendida, ese apoyo moral, hizo que esta estrella sombría se pusiera al fin en el horizonte…
¡Gracias amor por darme tanto!... ¡Gracias amor por… Existir!
Dedicada a un gran amor...
Colaboración de Estrella Sombría
Colombia