Cuento las manchas en el techo una vez más,
acurrucada entre blancas sábanas
y cintos de rudo cuero negro.
El viento pasea por esta habitación,
secándome los labios y el corazón.
Respirar ya es insoportable;
anhelo la asfixia de mis poros para sentirme viva.
Me dejan vivir, para atarme al anhelo del suicidio.
Qué es la vida sino libertad,
Qué es el deseo sino locura.
Aprisionan mi mente en nombre de lo convencional,
ya no cubran la revolución de mi arte,
que mi sentido común está podrido,
ya no seré buena.
Ellos no entienden,
dopan mi existencia,
carcomen mi piel;
ir de sueño en sueño aburre y no me mata.
La ilusión de deshacer al desierto con mis lágrimas
se va apagando.
Que alguien llegue y de una vez me absorba la vida
o ellos distraerán mis sentidos
dejándome moribunda
y contando manchas en el techo.
Colaboración de Sidney
Bolivia