De una forma he de escribirlo, es una batalla incesante el encontrar la primer palabra para empezar a describirte, pues deben ser perfectas, deben tener el honor de evocarte, deben tener la caricia adecuada para mencionar tus labios, deben tener el privilegio de sentir tu mirada y sobre todo, deben tener la valentía necesaria para que logren llegar hasta tus manos y llevar la misión de intentar entrar en tu corazón.
Capturaste mi atención con una palabra, me dejaste admirado con un gesto y me dejaste sin aliento con una mirada, fue tanta la batalla interna que por poco caigo en la fascinación de abrazarte, fue tanta la contención que por poco dejo sin vida a mis labios. El tiempo se volvía en tortura, el tenerte cerca y no tenerte, hacían que cada segundo me reprochara y casi me obligara a que soltara aquellas palabras que quizás el día de hoy me hubiesen hecho feliz, de decirte lo que no me he atrevido a decirte todavía.
Es entonces que el tiempo me ha enjuiciado y mi corazón me ha condenado, el recuerdo será mi pena eterna…Y mi único alivio será decirte entre el silencio: Te amo.
Colaboración de Jatramos
El Salvador