Te propongo un trato,
me llevo este recuadro de espejo
para seguir mirando tu cara
y en compensación
te lleno el resto de miradas.
Justo en medio un espacio
donde tu sonrisa y la mía
ocurran simultáneas,
la tuya esperará en el vidrio
hasta mi sonrisa
para hacer el beso consumado.
De reserva dejo una lágrima,
siempre ayuda a tragar emociones
o sirve cuando el espejo se empaña.
En especial importa reflejar nuestras miradas
porque en cada una me quedo
y por todas te estoy llevando.
Autor: de la Rua
Escrito en 1978 para mi marido.
Soy viuda. Lo elegí porque es el
más cortito y nuestro preferido.
Colaboración de Amelia de la Rua
Argentina