Mirarte y recordarte no era lo acordado,
yo prometí odiarte, tu prometiste amarme,
yo dije que jamás volvería a ver tus ojos,
tu me dijiste que jamás te cansarías de verlos,
hicimos un juramento de cual yo no me arrepiento,
tu hiciste, una poesía, dedicada a el alma mía,
te dije que jamás volvería, tu me dijiste
que regresarías,
yo jugaba como verdugo, tu como cupido.
Yo te daba las sobras tú, todo el pan,
no dejé que saciaras tu alma,
tu me la dabas, envuelta, con pedazos de tu corazón.
Yo me convertí en verdugo de desdicha y dolor,
tú te convertiste en cupido, de paz y amor,
yo soy el reflejo de dolor,
tú tienes el reflejo de mi amor,
yo dormía en las noches maldiciéndote a ti,
tú pensabas dormido en mí,
yo dejé de admirar las estrellas,
tu bajaste una de ellas y la colocaste en mi jardín,
ya no recuerdo nada de ti,
tu me tienes presente, impregnado a ti,
ya no siento tu reflejo junto a mí,
tú no dejas que se vaya de ti.
Ya no conservo la flor que cortaste para mí,
tu tienes la carta que te di,
ya no derramo lágrimas de dolor por ti,
tu tienes el alma rota desde que me fui.
Ya no camino por la playa como lo hacía contigo,
tú no dejas esa playa, esperando mi llegada,
yo quería que sufrieras, tú querías que volviera,
ahora hemos quedado solos, solos tu reflejo y yo.
Colaboración de Hierro (D.A.B.D)
México