¿Por qué pensar que tu vida es una novela? ¿Y por qué creer que el final será como un sueño? Cuando pasan los años y te ves inmerso en la soledad y la tristeza, te das cuenta que vivías en una ilusión, esa ilusión en la que siempre depositamos nuestra fe.
Hablar de amor es quizá muy fácil. Lo único que recuerdo del amor, es la emoción que acumulas en el estómago creyendo que son mariposas, como si en realidad el ser humano pudiera albergar mariposas dentro de sí.
Lo que recuerdo del amor son las horas que se hacían tan largas, cuando estaba en espera de que llegaras y tan cortas cuando estabas conmigo. Esas mismas que ahora al ser tu esposa veo pasar sin esperanza, sin sueños, sin sonrisas en nuestros rostros ¿acaso la monotonía se llevó el amor?
¿Acaso el pasar de los días nos hizo olvidarnos el uno del otro? cuando miro por la calle a las parejas abrazadas, y dándose muestra de cariño con un beso, me inunda un sentimiento que desconozco. Esa sensación que te causa la duda, la que no se aparta de mi pensamiento y la misma que tus ojos no me quitan de la mente, porque al mirarlos veo ese vacío, ese espacio que se abrió entre tú y yo.
Y cuando en algún momento pronuncias te quiero, con esas palabras tan huecas, vuelve a surgir en mi mente la duda de no saber distinguir la realidad de la fantasía en la que vivo. Lo único que se ahora es que quisiera volver a sentirme viva, aunque las mariposas fantasmas vuelvan a estar en mí.
Colaboración de Katia Martínez
México