Del crepúsculo al amanecer…
duermes conmigo
Del día hasta al atardecer…
No hay nada,
no duerme nadie
sólo tu ausencia me acompaña
te has ido,
y has dejado en mi cuerpo tu aliento y tu presencia.
Ante noche fundidos en el mismo lecho
ayer nos conocimos implacables con las manos,
hoy te espero despierta con sudor y con vehemencia
sabiendo que vendrías.
Aún no has llegado mi piel no se eriza,
no te siente cerca,
mis oídos no te oyen
mis manos no sudan, no te tocan
mis labios no se mojan, no te besan.
He yacido en el sueño de la espera
y en mi nocturna fantasía te construyo,
palpando en mi instinto tú esencia
sintiéndome dueña de ti y tu existencia.
Has mojado taciturno mis sabanas mudas
que cobijan nocturnas tu figura,
con el agua tibia, agridulce de tu aliento
que meces suavemente entre mis labios,
en la apertura delirante mi boca.
Y mis ojos reconocen tu ingenua silueta
estas aquí te huelo, te toco ya te siento
dispuesto a hacer de mí lo que te plazca,
contemplando mi piel, sutil y vertiginosa
que a cada paso de tus manos…
se estremece loca.
¡Haz conmigo lo que quieras y desees!
¡Hazlo ahora!
mientras dure la noche y aún no amanezca,
mientras grite mi piel y mi carne perezca.
Hoy mi desnudez te pertenece una vez más
húndete despacio en mis adentros sin mirar atrás,
mientras somos uno paso a paso
y en silencio,
en el viaje de placer en que volamos
cuando la noche agoniza
y el día florece,
mientras el sol renace
y la luna se duerme.
Cuando la luz del alba te lleve
volverá la quietud del día,
y volverán a mi soledad, nostalgia y agonía
porque entre el crepúsculo y el amanecer,
duermes conmigo
entre la aurora y el medio día
¿Mi cama?...
Esta sola…
Nada…
No hay nadie…
Esta vacía.
Cuando un amor acaba sólo queda una esperanza de poder volver a ser amado.
Colaboración de
Irazema
México