No debí decirte que te amaba,
estirar las horas largas de mi día
y esperarte en el rincón estrecho
donde te pienso.
No debí decirte que te amaba,
desatar la bestia efímera,
hambrienta e insaciable de mi sexo.
No debí decirte que te amaba,
romper el voto de silencio,
gritar los besos repartidos
y el olor de tu entrepierna.
No debí creer
que tú me amabas
y dejar que tus caricias
me enjuagaran el olvido.
No debí decirte nada,
y dejar que nuestros cuerpos
se platicaran las historias
que los ojos no comprenden.
¡Cuánta necedad de no amarnos,
de no tenernos
ni sabernos!
Y ahora,
te lo vuelvo a decir.
De frente a tu completa ausencia
Y sólo tu recuerdo me responde…
“no debiste decir, no debiste decirme,
Jamás, que me amabas”
Colaboración de Ekthor
México