¿Por qué son niña tus ojos,
azules como es el cielo?
Como es el mar infinito,
que al mirar, en ellos pienso.
Quisiera saber mi niña,
¿cómo es que miran tus ojos?,
¿de qué color ven las cosas?
¿serán de color añil?
más suaves o más intensos.
Y no me digas mi niña,
que tú ves, como yo veo,
que ves los colores rojos
amarillos o los negros,
los lilas, verdes los ocres,
no digas, ¡pues no te creo!
Al mirarme yo en tus ojos,
en la luna de su espejo.
Mi imagen, azul la veo,
¡y no me digas que miento!
Tú ves trigales azules,
en los azules eneros
en las azules montañas,
en los azules del viento.
Azules serán los ríos,
azules son los esteros
como azules son las aves,
que vuelan tus pensamientos.
Porque tu alma es azul,
como el color de tus sueños.
No me lo digas mi niña,
que tú ves, como yo veo,
no me lo digas, ¡por Dios!
No digas, ¡pues no te creo!
Si al mirarme yo en tus ojos,
en la luna de su espejo.
Mi imagen, azul la veo,
¡y no me digas, que miento!
Son tus ojos dos lagunas,
las que inspiraron el cuento,
en las cuales yo navego,
en las cuales me sumerjo.
Para empaparme de azules,
teñir de azules mi cuerpo,
porque tu alma es azul,
como el azul de mis sueños.
Y no me mientas mi niña,
que tú ves, como yo veo,
y no me mientas, ¡por Dios!,
no digas, ¡pues no te creo!
Si al mirarme yo en tus ojos,
en la luna de su espejo,
mi imagen, es toda azul,
¡y no me digas que miento!
¡Ay, de tus ojos de mar!
¡Ay, de tus ojos de cielo!
¡Ay, de tus ojos azules!
¡Azules, que tanto quiero!
Colaboración de Nicolás Ferreira Lamaita
Uruguay