Añoro esta noche calurosa de enero,
pasear por las orillas de un agitado mar,
sentir la furia de sus olas como en invierno
y a su vez sentir que la brisa me vuelve a abrazar.
Con un caminar lento, mirada fría,
oídos atentos dejarme llevar.
Perder la mirada, casi con la vida
perderla de tal manera de no poderla encontrar.
Que el viento que sopla se lleve los recuerdos,
vivencias de mi vida que no quisiera recordar.
Están manchadas de dolor, casi un infierno,
que de volverlas a vivir... No podría soportar.
Añoro ser dura, como las rocas,
que nada me mueva, ni me pueda dañar.
Sentirme fuerte, enfrentar derrotas,
grande, imponente como la inmensidad del mar.
Más tengo la esperanza y la convicción,
que del gran daño queda una gran lección,
y a pesar de todo sé que en mi interior
se cobija cuan dulce alma llena de pasión.
Alma pura sedienta de caricias,
afecto comprensión... Simplemente amor,
acciones hermosas que me ha negado la vida
a pesar de que ha escuchado mi clamor.
¿Qué será? será que no ha llegado el momento,
quizás tenga que esperar,
pues bien tendré paciencia, contemplaré el firmamento,
Esperaré sentada la puesta del sol frente al mar.
En resumen, y simplemente, dejar a mi alma expresar,
que mi corazón lo único que busca,
es amor... Y alguien a quien poder amar.
Colaboración de
Iliseloth
Chile