Sólo déjame acariciar tus riberas
anclar en tu corazón,
recorrer las verdes montañas de tu tiempo,
saciar mi sed de ti en el néctar ámbar de tu piel.
Y al caer la tarde de mi vida, con el tiempo estacionado
en mi cabello agonizar herido de amor a tu lado.
Colaboración de Lobando
Costa Rica