En la oscuridad arrinconada
desde sombras claras, luces afiladas
y misteriosos lugares prohibidos.
Te observo.
Te escucho.
Mirarte excita mis sentidos
y calma mis depresiones
hasta desaparecer.
Eres principio de hermosas historias,
pero mi realidad es pestilente y triste.
Bajo tu aroma desaparezco,
bajo tu voz viajo a lo irreal.
Es inevitable pensar como psicópata
actuar como idiota y celarte como un
esquizofrénico enamorado de sus voces
irreales.
Con la gula de tu presencia,
las dosis vacías de autoestima
y la rabia de ser un perro vagabundo,
duermo con mis fantasmas.
Fantasmas que enronchan con dudas
mi cerebro de coagulo de sangre,
fantasmas que se alimentan con mi tristeza idiota.
De amar
de amar imposibles
de amar muertes
de no amarme.
Con el temor de tus reacciones,
con el miedo de tus respuestas,
mi alma agoniza.
Con la infidelidad de mis principios,
mis pactos con el silencio y los maleficios
de cada flash back, te abrigo
en mi cien,
en mis brazos.
Juntos en las espaldas de tu percepción,
en mis proyecciones falsas sangro mi alimento.
Pero tu estas conmigo,
sin otros,
en mis mentiras,
en mis fantasías.
Cierro mis alas de plumas sedosas
y te cubro en mi manto agónico,
sin que tú lo sepas,
sin que te des cuenta.
Colaboración de Anton Jaubrovich
Chile