Esta tarde iba pensando en el karma que me toca;
busqué en el vado al que me diera algún alivio;
confusos sentimientos me dejó en el alma aquel vacío;
volvió del río el gaucho sin haber oído aquella boca.
Fue posado en la palma de mi mala mano diestra
aquel río… todo el camino de mi búsqueda y errada;
hasta la entrada de mi cueva que ya estaba cerrada
oportunidades perdidas me volvieron sin hacer ningún esfuerzo.
Una piedra de tu mano golpeó mi ciudadela
y la dejó temblando sin reparos ni piedades.
en el río no hubo alma que tuviese cualidades;
riveritas albas alzaron nuevas fortalezas.
Toscos versos ya leo en el libro del suplicio,
la amada volverá con sus viejas citaciones;
sólo el río salvaguarda del infierno a mis pasiones,
naturales vistas devolvieron al gaucho su equilibrio.
Cuando respiré mágicos aires
que salteadamente se situaban
Tormesinos vientos apartaron la tragedia que me ata:
El dulce vado Tormesino hizo que versificara mi leyenda
y así de la cruz de mis historias yo bajaba desclavado.
Hacia el centro de la Tierra quedaron sepultadas
todas las voces que pertenecieron a otros vivos;
las imágenes no vistas en el vado Tormesino
seguirán erosionando el declive en mis montañas.
Colaboración de
Degüello
Argentina