Madre, la primera caricia
la primera mirada
la primera sonrisa
Madre, la primera palabra.
Dentro tuyo me llevaste
nueve meses me cuidaste
tu amor, Madre, ya se sentía
con caricias, día a día.
Tú, la que comprendió mi llanto
y me regaló su canto
la que acunó mis sueños
y puso en mí, todo su empeño.
Madre, sabías lo que yo quería
sea de noche o sea de día
todo, siempre resolvías
en función de mí, vivías.
Madre, que a la escuela me llevaste
con ternura me educaste
cumpleaños, cuentos, paseos,
es la niñez que me brindaste.
Eres única e incomparable
de una bondad infinita
tu dulzura, tu ternura y calidez
son realmente admirables.
Ella guarda en su memoria
como un cofre de recuerdos
cada día de su vida
como una hermosa historia.
Hoy su imagen ya refleja
que la vida, ha vivido
con sueños, fe y esperanza,
su vida, fácil, no ha sido.
Con orgullo ella observa,
su familia ha crecido,
es el fruto de esos sueños
que hoy feliz, los ve cumplidos.
Ve despacio, madre santa
tu quietud es merecida
el Señor, te ha premiado
eres la reina cada día.
Mira el sol con otros ojos
y la noche ya contempla
disfruta cada momento
hoy el tiempo ya no cuenta.
¡Abrázame fuerte madre
quiero sentir tu calor
quiero quedarme en tus brazos
y por siempre tener tu amor!
¡Te amo, madre, te amo!
Te agradezco por la vida
eres mi ejemplo, eres mi orgullo,
mi tesoro, ¡Madre Mía!
Colaboración de Mirta G. Taborda
Argentina