Ya mis lágrimas se han secado sobre mi rostro pálido, nunca más te volveré a ver.
Ayer te dije adiós y una rosa blanca sobre tu caja fúnebre quedó. Ya nada más queda sino, el recuerdo de tu voz y tu sonrisa dibujada en mi memoria se enmarcó. Y cuando pase el tiempo ya tu nombre en las bocas de las gentes no se escuchará, y yo, aquí en mi soledad miraré hacia delante la vida pasar sin tu amor porque ayer te dije adiós...
Colaboración de Martika C.
Colombia