Llama que yo te sigo esperando,
escribe como siempre lo haces,
no te ausentes porque no sé qué haría.
Llama que sigo esperándote y no me dejes un momento,
ni en pensamiento, únicamente así
podré seguir viviendo.
Escribe que yo sigo soñando,
juegos de palabras que alimentan mi alma,
y yo aquí seguiré esperando.
Me cuentas y te escucho,
me abrazas y te siento,
sin embargo sigue escribiendo
y sentiré que en mi vida se produjo una mágica sensación
de radiantes reflejos que me llevan al dorado de la vida eterna.
Colaboración de Ana
Argentina