Ven conmigo a este acomodado paraje
Mira mis blancas manos sinceras
Y comprende que habrá pruebas
Que no seré juez de tu transcurso
Que seré testigo de tus triunfos
Momentos de belleza y alteza
Somos como dos bailarines de tango
Que se fusionan en un solo cuerpo
Latente, sensual perpetuo
Y discurren por la vida abrupta
Saltando esquivando meteoros
Subiendo las escaleras negras
Caracolas interminables y oscuras
Que nos llevarán a una meseta
Limpia donde poder bailar
Juntos sexo contra sexo
Incansables, bullendo nuestras mejillas
Bamboleando nuestros sueños
Alcanzando las estrellas fugaces
Con el soplo del deseo
Enriquecidos por el murciélago
Que en la noche se orienta
Y caza a la mariposa
Aleteada que desprende polvos mágicos
Ese mamífero que quiso volar
Y lo consiguió a saltos y a golpes
Ese destino que debemos pintar
Y lo haremos bailando con la temperatura
En las venas y en la envoltura
Que confeccionaremos los dos
Bailando encima de la sensación.
Colaboración de Martín Mosteriro Espina
España