Tarde que me abrazas ciega.
Tarde-madre que sosiegas,
y en tu transitar de flores y jazmines,
enciendes la flama de mis ilusiones plenas
Tarde que quisiera,
recibir un brillo de mirada suave
admirar la paz del ave que en ti vuela
y disfrutar tu luz que para mí es plena
Tarde-madre que cobijas en tu claro seno
el paisaje inquieto y mudo
de esta vida única
vida que en ti encuentra, repuesta segura
a los dilemas
Tarde-madre que no rindes
tu aliento a imponencias
que luchas y aprovechas
tu momento radiante de existencia
Tarde-madre cual principio innato de misterios,
intrínseca antesala de la bruma y la
tiniebla,
pasas y alegras,
No impones…
!¡Eres aire y grandeza!
Poema nacido mientras admiraba una tarde cualquiera pero extremadamente bella en mi pueblo de residencia, Miramar de Puntarenas, Costa Rica.
Colaboración de Antoniocas
Costa Rica