Carta a mi esposa: 12 años después
Quizás hubiera sido una tarde de un verano cualquiera, de un año cualquiera y de un día cualquiera aquel noviembre, pero no, no fue así, fue impredecible el contacto, de repente sentí tu mirada sin advertir tu presencia, fue letal la herida en mi corazón y mágicamente fulminante el contacto visual, ya era inevitable: Dios y el destino te habían puesto en mi camino.
A partir de ese momento mi mundo cambió, deje de ser yo, para ser nosotros, establecí prioridades, di un giro a mis responsabilidades, ordené mis ideas, lo cotidiano dejó de ser tan cotidiano, mi vida ya no era solamente mía también era tuya. A partir de ese momento te empecé a amar poco a poco, gota a gota, paso a paso, aprendiendo a sacar provecho de cada momento a tu lado, me empecé a esforzar por hacer de cada detalle algo extraordinario.
En estos años he aprendido que amar no es fácil, que siempre hay obstáculos que n a prueba que tanto podemos amar, que el entorno siempre conspira contra el amor, que a diario siempre hay sentimientos encontrados, sin embargo también he aprendido a sacar provecho y a superar las dificultades, que son las que a la postre, una vez superadas, verdaderamente fortalecen la relación. Hoy día después de 12 años quiero seguirte amándote como la primera vez, con la misma intensidad, así que cada día me invento una y mil formas de amarte: de cerca, también de lejos, en la distancia, entre enojos y alegrías, a veces en silencio y calladamente, sin tu presencia o abrazada a mí, de la forma que sea siempre quiero amarte.
Quizás hubiera sido una tarde de un verano cualquiera, ¡pero no ¡no fue así! Fue la tarde en que dejé de ser yo para ser nosotros.
A mi esposa Joisy.
Colaboración de Alexander Arena
Panamá