Qué difícil es sentir el silencio,
más triste escucharlo,
se lamenta y llora,
entonces los dos lloramos juntos.
Encuentro en él miles de ideas
imágenes, recuerdos que me laceran
pienso en ti, en nuestro ayer
lastimado también por ignorancia mutua.
No nos conocíamos,
llenábamos nuestras vidas
de vidas pasadas, tus brazos se llenaron
de otros brazos y mis labios de otros labios.
Entonces nos fingimos atracción, amor, deseo
después nos alejamos en un profundo silencio
yo no era para ti, ni mucho menos tú para mí.
Tus ojos, tu mirada triste, tu sonrisa, tus labios,
tu cuerpo desnudo, la tibieza de tu piel,
la suavidad de tu cabello y el olor de ti
desaparecieron de mí.
Habías iniciado la guerra
y el arte sería saber liderarla.
Han pasado ya muchos días, semanas, meses
y puedo decir que hasta años
en que mi cuerpo dejó de sentir, de añorarte.
Hoy y al oído de mi propio silencio
escuché un gemido del máximo placer,
había alcanzado el amor más incólume
que pudiera recibir y dar el cuerpo humano.
El clímax, un orgasmo, muchos orgasmos
habían llegado a mí, no sé
si de tanto amor o de tanto deseo.
Ahora para qué querría tu cuerpo
si te he engañado, como engaña una nublada mañana
todo ha quedado en silencio,
ya no tengo necesidad de ti
ni tú la tendrás nunca de mí.
El amor no muere, solo se transforma
como la materia.
Tú y yo ya hemos madurado
y en silencio aceptamos que nos hemos equivocado.
No me marcho, me quedo contigo
hasta que ya no nos necesitemos,
hemos aprendido a comprendernos demasiado tarde.
Si dices que me amas, por qué son tan contradictorias tus formas de decirlo.
Colaboración de Evgenya
México