Todo este dolor
acabó con mis esperanzas,
y con toda la ilusión
que tenía mi alma.
Yo te amé tanto
que perdí hasta la calma,
y cuando te marchaste
sentí que no valía nada.
Sin ti me enfermé
más de una semana,
y siempre esperé
cada día que llegaras.
Pero tú nunca llegaste
y me dieron de alta,
y así muriendo
regrese de nuevo a casa.
Hoy sigo postrado
aquí en esta cama,
donde tantas veces
juraste que me amabas.
Pero todo fue mentira
amor, promesas tantas,
y yo como un tonto
creí en tus palabras.
Colaboración de Ever Gaona Quevedo
Perú