Madre, es Navidad y he soñado contigo,
la angustia en tus ojos ha desaparecido
al ceño fruncido de tus días de pena
lo ha remplazado una sonrisa llena.
Madre, es Navidad y te soñé al amanecer,
tus manos olorosas a cariños y mimos
acariciaron mi negra cabellera como lo hicieras
tantas veces durante la Nochebuena.
Madre, es Navidad y estás tan lejos
pero sigues aquí en mis memorias
de todas las Navidades que compartimos
y en todas las plegarias que elevamos a la gloria.
Madre, es Navidad y he soñado contigo…
Y ya tengo el regalo que anhelaba
sentir tu mano blanda sobre mi frente
y ver claramente tu dulce cara.
Colaboración de Isabel DeJesus
Puerto Rico