Eres poeta, un simple traductor,
que en efusiva voz
y corazón en mano,
traduces para el hombre
el arcano lenguaje del Creador.
No para ahí tu acción,
pues palabras del hombre
conviertes en armónico lenguaje,
para que transformado,
llegue así sublimado,
y toque al corazón.
La palabra del hombre
al dirigirla al Cielo,
es un dialecto enjuto,
es cual diamante en bruto
opaco y sin fulgor.
Orfebre es el poeta
que pule informe lito,
y la transforma en joya
con miríadas de brillos
y la convierte en sol.
Y entonces, ya no es piedra,
es música al oído,
es inmenso obelisco
que en resplandor intenso,
es oración a Dios.