Este descomunal periodo de tiempo se caracteriza por ser el increíble escenario, de las criaturas más espectaculares y extraordinarias que hayan existido jamás.
"Imaginen una era olvidada por el tiempo, dominada por increíbles y poderosos leviatanes, verdaderos titanes del mundo antiguo". Una época en la que los insectos eran casi del largo de un brazo humano, devorándose unos a otros. Las arañas, escorpiones, cucarachas y orugas poseían tamaños verdaderamente monstruosos. Los anfibios eran varias veces mayores en volumen a los actuales y los reptiles eran enormes y feroces bestias llamadas dinosaurios.
En este peculiar escenario, se desarrollaron increíbles batallas, constantes luchas devastadoras y garrafales que estremecieron y sacudieron la tierra. Un terreno en donde el más fuerte finalmente era el vencedor. Lo mismo ocurría en los aires, infectados de "Pterodáctilos" y "Ornitoqueiros" los cuales eran reptiles voladores gigantes, del tamaño de un aeroplano, que surcaban los cielos en busca de alguna desafortunada víctima.
Mientras que en los mares se originaban impresionantes luchas titánicas. Enormes tiburones prehistóricos, como el "Carcharodon" de hasta 20 metros de largo, eran el terror de los mares en aquella época, los cuales se alimentaban de presas casi del tamaño de las ballenas. Estos grotescos monstruos acuáticos, recorrían los océanos dejando rastros de sangre y muerte a su paso.
Junto a ellos convivían peces mortíferos, pulpos gigantes y anguilas parecidas a descomunales serpientes marinas, enroscándose alrededor del cuerpo de otros monstruos acuáticos, para estrangularlos y vencerlos rápidamente, sembrando el terror en los océanos salvajemente agitados por extraordinarias batallas bajo el mar.
Una era tal, en las grandes llanuras prehistóricas, se ocultaban grupos de "velociraptores", dinosaurios que cazaban en manadas para lograr dar muerte a bestias mucho más grandes que ellos. Les acechaban sigilosamente entre los helechos y bosques de coníferas para atacarles a la primera oportunidad. Las victimas elegidas siempre eran los dinosaurios más jóvenes, viejos y enfermos.
Eran tiempos en que los grandes carnívoros, como el "Gorgosaurio" y el "Alosaurio", con una longitud de entre 9 y 10 metros cada uno, envueltos en sangrientas luchas por una presa, se despezaban mutuamente combatiendo, hasta que solo uno quedara en pie. Las disputas podían durar varias horas, e incluso días terminando en fatales desenlaces.
Grandes manadas de gigantescos "Saurópodos" se desplazaban por este primitivo paisaje olvidado por el tiempo. Se trataba de dinosaurios herbívoros de cuello muy largo, que les permitía alcanzar las hojas de la copa de los árboles. Estas colosales criaturas fueron los pesos pesados del mundo prehistórico, y entre ellos se encontraban distintas especies como el "Brontosaurio", el “Braquiosaurio", y el "Diplodoco". Monstruos realmente descomunales, con un peso aproximado de 30 a 60 toneladas.
No obstante, el más espectacular saurópodo, y el mayor de todos los reptiles gigantes descubierto hasta hoy, fue el "Argentinosaurio". Con 30 metros de largo aproximadamente y con 100 toneladas de peso, se ganaría el título de animal terrestre más grande de la historia. A pesar eso, es difícil imaginar un ser con semejantes proporciones.
Sin embargo, se sospecha que existió uno mayor aun; si no fuera porque sus restos fósiles se extraviaron. Sería una garrafal mega bestia increíblemente enorme, el patriarca definitivo, el amo y señor absoluto de todos los dinosaurios. Con una longitud de 40 a 60 metros de largo desde la cabeza a la punta de su cola, y con un peso estimado de hasta 135 toneladas o más, el “Amphicoelias fragillimus”, con cada movimiento, habría hecho temblar la tierra.
Este gigante entre gigantes, debía alimentarse constantemente para nutrir su enorme montaña de carne y hueso. Era un monstruo tan enorme, que ni siquiera los feroces carnívoros osaban interponerse en su camino, los cuales serían insignificantes lagartos en comparación con su increíble talla. Bastaba un solo golpe de su potente cola para que este titán de titanes dejara fuera de combate a cualquiera de ellos. La espectacular corpulencia, fortaleza y peso de este poderoso leviatán fue de tal magnitud que podía aplastar, triturar y destruir como simples gusanos, a todo tipo de adversarios.
En este terreno primitivo, también existió uno de los mayores carnosaurios. Con una envergadura de casi trece metros y un peso aproximado de 8 toneladas el "Tiranosaurio Rex" fue el rey de los lagartos tiranos, un asesino por excelencia, el más ruin y despiadado carnívoro de todos los tiempos. Los únicos que podían hacerle frente eran los dinosaurios herbívoros acorazados, como el "Estegosaurio", el cual era de menor envergadura que los saurópodos, pero casi de la misma talla de los carnívoros.
Este coloso blindado, contaba con gigantescas placas óseas en su espalda y la punta de su cola terminaba con cuatro púas letales para repeler el ataque de los terribles carnívoros. Por lo tanto, era muy difícil combatirlo sin recibir un contraataque de sus mortales armas punzantes. Este último, debía protegerse de las temibles mandíbulas y garras del tiranosaurio, el cual poseía un cuerpo compacto y musculoso, de fácil movilidad, convirtiéndolo en un rival casi invencible.
Resulta increíble pensar que en este planeta pudieron existir semejantes criaturas. Quién habría imaginado que hace millones de años se desataron descomunales guerras de monstruos contra monstruos. Si los humanos hubieran existido en el tiempo de los dinosaurios, solo habrían sido diminutos insectos, fáciles presas, en un inhóspito y despiadado mundo, dominado por inmensos y devastadores colosos.
Después de la desaparición de estas magníficas criaturas, existió una segunda dinastía de gigantes: "la era de los grandes mamíferos". Por lo tanto, nuevas y descomunales bestias prehistóricas entran en escena. Algunas del tamaño de un dinosaurio; como el "Baluchitherium", el gran coloso de este periodo. Un lejano pariente del rinoceronte.
Gracias a su extraordinaria envergadura, no tenía enemigos naturales, alimentándose de la abundante vegetación de su entorno y desplazándose tranquilamente por las planicies rodeadas de arbustos y helechos. El único contrincante capaz de hacerle frente sería otro Baluchitherium, con el objetivo de arrebatarle una posible hembra. Un verdadero choque de trenes, entre dos asombrosos rivales.
Les seguían en volumen y peso los poderosos "mamuts", monstruosos elefantes con el cuerpo cubierto de pelo, que les permitía soportar los grandes fríos glaciales. Estos asombrosos paquidermos fueron los hermanos mayores de los elefantes de nuestra era. Los mamuts andaban en manadas, del mismo modo que los elefantes actuales, y en la época de celo, los machos se tornaban más agresivos. Por lo tanto, los robustos y más fuertes se lanzaban al combate, para decidir quién era el vencedor y ganarse el título de macho alfa, el cual sería el líder de toda la manada.
Hubo también otros gigantes como el enorme "Megaterio", un pariente de los actuales perezosos, y el "Milodon", un enorme oso de las cavernas, con más de tres metros de largo y con casi el doble de peso de los osos de hoy. Ambos se alimentaban de los frutos y de la abundante vegetación del paisaje primitivo.
Cualquier animal de menor volumen que se cruzara en el camino de estas dos grandes criaturas, sufriría fatales consecuencias, ya que a pesar de ser vegetarianos, debido a su gran tamaño, eran altamente agresivos y peligrosos. No obstante, el feroz cazador y el rey de la sabana prehistórica de aquellos días fue el "Dientes de sable" un aterrador felino, dotado de poderosas mandíbulas, para derribar presas mucho mayores que él.
Junto con esta espectacular fauna de la antigüedad, convivió el "Glyptodonte", una clase de armadillo gigante, que estaba protegido por una impenetrable armadura, que le resguardaba de cualquier animal que quisiera atacarle. En consecuencia, también existieron extraordinarios primates y entre ellos, uno inmenso: el "Gigantopithecus", con 3 metros de altura y llegando a pesar hasta 500 kilos, lo convierte en el simio más grande de la historia del planeta.
Este corpulento animal fue un antiguo pariente del orangután. Sin embargo, debido a su gran tamaño, le era imposible vivir en los árboles. El Gigantopithecus llevaba una vida apacible, de la misma manera que los primates actuales. No obstante, debió haber poseído una fuerza realmente brutal gracias a su tremendo volumen y peso. Por lo tanto, las contiendas entre dos machos adultos por derecho al apareamiento, debieron ser asombrosas. El gorila, el mayor de los simios de hoy, solo sería un pequeño pigmeo, en comparación con este gigante simiesco.
Finalmente este extenso periodo de tiempo, culmina con la aparición del hombre en la tierra, el cual gracias a su astucia e ingenio, logra sobrevivir en un implacable mundo gobernado por increíbles bestias titánicas. No era enorme en tamaño. Sin embargo, fue un gigante en su inteligencia.