Cuando sientes que ya todo está hecho y que nada queda por hacer en tu vida, es cuando más cerca ves el final. El final de un largo camino por esto que llamamos vida, lástima que me sienta así, cuando aún no tengo cerrado el otoño de mi vida.
Nacer es como la primavera, un descubrir de colores, sensaciones y olores nuevos que te acercan en cada momento a la ilusión por empezar un nuevo día, primavera qué corta eres, qué poco duras, por las ganas de comer etapas que luego en el largo invierno de este caminar de vida, pensaremos que la vivimos demasiado rápido, aunque nunca debemos olvidarnos de cómo.
Y con qué fuerza disfrutamos del muy cálido y alegre verano, verano en el que sí, nuestra primavera ha preparado bien, descubriremos el mágico y maravilloso placer del disfrutar al descubrir a nuestra otra mitad, y si no, volveremos a soñar con la próxima primavera, y ahí es cuando creeremos en el "círculo infinito de nuestra juventud".
No somos capaces de entender que después del verano, no viene otra primavera, si no el otoño, que nos traerá melancolía y la apatía propia de la tristeza que nos hace ver cómo se alejan los días de fiesta risas y jolgorios, y estamos dando paso a una nueva etapa, consolidando lo vivido o echando a perder lo conseguido en esas estaciones tan hermosas y alegres que jamás volverán.
Y por fin el invierno, dios, el duro y crudo invierno, que nos hará recordar lo que pudimos y no hicimos en primavera y verano.
PARTE-I
A partir de este pensamiento, reflexión o sueño en el que defino el caminar por la vida se podrá entender lo maravilloso que es vivir sabiendo, que perder la ilusión, es morir.
No, no lo pienso desde la perspectiva del fracaso, pues soy de los que piensan que solo fracasa el que no lo intenta, aquel que se queda a mirar nunca fracasara, solo lo hará el que una y otra vez lo intenta, lo malo de esto es cuando te cansas de intentar, mas, ¿por qué ocurre esto?
En mi caso, cuando descubro o intuyo que solo he sido instrumento de los "inteligentes", que viviendo en la sombra de mis intentos, hoy disfrutan recordándome mis fracaso, “Ay, vosotros frágiles de memoria", que ya no recordáis, mis éxitos” ¿o tal vez eran tan minúsculos, que solo yo los veía grandiosos?
Si tan pequeños eran ¿Cómo habéis vivido tanto tiempo a mi sombra? Cómo habéis vivido esperando mi caída cuando os he cobijado en tiempos de alabanza y ahora que me veis caído y agotado, resulta que no era un ser inteligente sino más bien un pobre medio de haceros pasar estaciones para que lleguéis a vuestra "eterna primavera".
Pero una cosa es segura, a todos nos llega el invierno. Mas voto bríos, que no toméis esto como un mal gesto mío hacia vosotros, más bien es un reproche hacia mí por no tener ese saber estar vuestro, yo no era ningún maestro, más bien fui un mal alumno al que vuestras alabanzas elevaron a un pedestal que no merecía.
Estúpido fui por intentar dar antes de tener, por compartir antes de conseguir y sobre todo por creer en todos vosotros y tratar de que navegáramos en un mar en calma, aun a costa de perjudicar mi propio barco.
Solo vosotros sabíais que el "barco" solo era mío, que jamás fue "nuestro" barco y que yo solo era un capitán de papel que aguantaría la tempestad hasta a que vosotros encontraseis un barco en el que navegar, sin mirar cómo mi barco se hundía. Pero aun no veis, que no me he ahogado, que aun tengo un hilo de vida, es que tal vez no os importa nada de mí porque os creéis a salvo del invierno, pero solo estoy seguro de esto, el invierno también os llegara a vosotros.
Sé, porque así lo siento, que mi invierno ha llegado, solo espero que no sea largo, crudo lo será y frio, lo que más miedo me da es la soledad que produce el vivir en una estación diferente al resto de gente que me han acompañado en este navegar.
Aunque así fuese, aun quiero creer que volveré a ser el que era y espero y deseo poder ser como vosotros. Qué estoy diciendo, jamás podré ser como vosotros, aunque creáis que soy o que estoy fracasado, jamás seré como vosotros. Volvería a navegar en el mismo barco y con las mismas ideas, aun a sabiendas de que volveríais a dejarme por un mejor barco. Pero sigo pensando que mi primavera y mi verano, fueron los mejores los más maravillosos que jamás nadie tuvo o soñó tener.
No debéis pensar que os reprocho nada, más bien es a mí a quien reprocho, pues mi falta de inteligencia para darme cuenta que ser patrón de tu propia vida, acarrea envidias, rencores que guardaríais, para mi invierno, todo vuestro rencor y malicia, si el rencor de creer que os engañaba cuando solo trataba de compartir, y el error de envidiarme, creyendo que mi vida era mejor que la vuestra.
Habéis de saber que para tener y dar, sacrifiqué lo más grande, "mi Familia", sin darme cuenta de que no merecería la pena, en el invierno de mi vida. Ahora sé que para el invierno, solo nos queda el recuerdo de nuestras primaveras y veranos y contar con gran énfasis las vivencias más hermosas vividas a lo largo de nuestras primaveras y verano.
Jamás quise dañar a nadie, pero jamás lo conseguí.
PARTE II
Qué poco valor le damos a lo que verdaderamente lo tiene, solo apreciamos su valor cuando lo hemos perdido, cuando el tiempo nos hace ver lo que teníamos y lo fácil que hubiese sido mantener nuestro lado.
Tú, fuiste mi eterna primavera hasta el día en que dejé de valorar el gran tesoro que tenía, era tenerte a ti, estúpido fui que no supe ver que era el hombre más rico del mundo, que ya tenía lo más valioso del mundo, te tenía a ti.
Tú eras mi cordura y mi guía, eras mi luz en la noche oscura y mi refugio para mi agotado cuerpo después de un día de duro trabajo, necio que más puede pedir un ser humano, nada, pero Dios, entonces que era yo en esa época. Perdóname Padre, te ofendí y lo lamento, pero discúlpame si la antepongo a ella a ti, ya estando condenado qué más me da ser sincero contigo, Padre, ella es, era, y será el motor que me da ganas de vivir, perdóname Padre, es lo más sincero que jamás te he dicho.
Te amé nada más verte, ese día supe que eras para mí y desde ese día solo tenía ojos para ti, jamás pensé en nadie ni en nada, solo existías tú, recuerdas cómo aprendimos a besarnos y cómo fuimos poco a poco descubriendo lo mucho que nos amábamos, y también descubrimos juntos todo lo maravilloso que es descubrir el Amor, con mayúsculas, cuando es joven, fresco, y sano como era nuestro amor.
Tu sin experiencia y yo igual, ahora en la distancia que da el tiempo y los años, me hace sonreír la de experiencias que juntos descubrimos, yo de enterado y tú con esa timidez que los años han apagado para dar paso a esa desconfianza que con razón tienes por mí, es tanto el daño que te hice que maté la felicidad que podríamos haber conseguido de haber seguido, yo el camino que iniciamos juntos, y que yo desgracié, perdóname amor, o al menos no me guardes rencor.
Quizás te preguntes por qué dejé "ese mundo" en el que me sumergí, hoy te lo puedo decir alto y claro, fue por ti mi amor, porque entendí que te perdía, y sé que jamás podría vivir sin ti. Pero olvidé algo muy importante y que yo repetía en demasía, pero como siempre nunca seguí consejos de nadie y mucho menos iba a seguir los míos propios. Recuerdas, niña, el día que nos perdamos el respeto será nuestro fin, ¿recuerdas esas palabras mías, amor?
Y si alguna vez tuve razón en algo, ahora sé que solo en esa frase lo he tenido siempre. Yo te falté al respeto y eso no me dejara vivir jamás tranquilo, aunque me veas reír y me veas alegre, ten por seguro, mi amor, que mi alma está perdida y mi corazón roto de tanto sufrimiento por haberte faltado, aunque creas que no lloro, no sabes las noches en las que con lágrimas te miro dormir, y pienso que no te merezco, aunque reconozco que ya no es igual que antaño.
Ahora sé que te he perdido, aunque me quiera engañar y quiera pensar lo contrario, sé que jamás volverás a amarme, no te lo reprocho, lo merezco y lo asumo, aunque eso me esté matando poco a poco y de la manera más cruel, lo asumo y acepto.
Si algún día lees esto, te ruego no te rías, esto es todo lo que no me he atrevido a decir cara a cara jamás, no podría contener mi llanto, y sabes que jamás he dejado me vieras hundido o llorando.
Cuando los años cubren de nieve mis sienes y mi cuerpo reposa el tanto caminar por los senderos de la vida, cuando descubro que este caminar por este mundo llega a su final, o está cerca, es cuando aprendemos a valorar lo que realmente tiene valor, la sonrisa de un niño, la mirada de una mujer enamorada, o simplemente despertarte a su lado.
Todo lo sacrifiqué y nunca pensando en mí, creí que trabajando más de lo que necesitaba mi vida, te haría más feliz, sacrifiqué mi vida y la tuya, dejé de ver crecer a mis hijos y nunca disfruté de ellos, y ya puesto de ti tampoco.
Qué fácil hubiese sido tomar el tiempo necesitado para poder tener tiempo para ti y nuestros hijos, Dios qué estúpido fui, y todo para al final no tener nada, ruina, porque lo cierto es que no tengo nada, tu aun tienes a tus hijos yo, me quedé sin nada.
Solo quiero pedirte, más bien rogarte que cuando yo ya no esté, les recuerdes al menos cuánto los he amado, ellos han sido mi único triunfo en esta vida, ellos y conocerte y amarte, ahora que te perdí, cuando el silencio de la noche me deja rememorar en el tiempo, recuerdo escenas del pasado, cuando éramos solo uno para el otro y el mundo no existía solo nosotros. Quiero recordar cómo nos mirábamos cuando venía de fin de semana y solo estaba en San Fernando, dios cómo nos besábamos y nos alentábamos, en inviernos.
Colaboración de Solo
España