Se me ha pasado otro año, vaya que ni lo he sentido, mis hijos se han marchado, las horas se han hecho lentas, veo pasar el tiempo, no sé cómo es que se me fue, solía ser tan distinto, recuerdo cuando mis padres vivían era toda una celebración el que llegáramos cada uno de nosotros, los demás que ya habían llegado, hacían un gran circo al ver llegar a cada hijo, hermana, primo, sobrino, ahijado, hermano, etc. Nos juntábamos, en fechas importantes, y bueno porque no decirlo también en fechas sin motivo alguno, yo amaba esas reuniones, donde veías al primo más lejano, y donde la abuela te mostraba lo último que había tejido y trataba arduamente de enseñarnos como hacer las puntadas.
Más adelante el abuelo hacia recopilación de cuanto le sucedió en el transcurrir del año, contando estas maravillosas historias de su tierra, cuando era niño, cuando vivían los tatarabuelos y entonces comenzaba el abuelo contando la forma en que se contraían lo matrimonios en ese entonces, era como si quisiera que comprendiéramos su estilo para que nunca nos equivocáramos, y esas historias del rancho donde mi abuelo correteaba gallinas y pastoreaba cabras, donde día con día se levantaba a las 5 de mañana sólo para recoger los huevos de las cientos de gallinas que había en el rancho, para ese entonces su madre ya había preparado la masa para cocer las tortillas, y a punto estaba de hervir la leche.
Me parece como si pudiera respirar su olor, y recuerdo que ahí terminaba de hablar mi abuelo, pues mi abuela bendita lo callaba y decía "Beto, deja que los muchachos jueguen, ya se saben tus cuentos"... ¡Oh!, como olvidar ese aroma de casa... Era como canela, vainilla, combinado con amor, respeto, gratitud, confianza, compasión, misericordia, mis abuelos no eran ricos, pero eran millonarios en amor y paciencia, ellos ya no están hoy conmigo, pero al ver partir mis hijos, recordé que así ellos y mis padres nos vieron partir a nosotros, ah, y ahora comprendo cómo se debieron sentir, pero gracias a ellos y sus sabias palabras mis hijos volverán al hogar aunque no sea una fecha especial, el tiempo se ha estado yendo tan rápido, será porque al fin entendí lo que une a una familia…
No es el dinero, ni lo que regales, lo que nos une es la esperanza y el amor que derramemos en aquellos que tanto amamos. Mi abuelo era sabio y decía "si nutres, cuidas, aconsejas, orientas y encaminas a los hijos, tu recompensa será que nunca te olviden". Sabias palabras de abuelo, así lo hice y estoy recogiendo lo que cultivé. Gracias abuelo.
Sólo quise compartir esto con todos ustedes se me ha pegado la nostalgia de un año que se va y otro que está entrando y un año más sin mis abuelos que tanto amo.
Colaboración de JCalo
México