Se casó mi mejor amigo hace algunos días. Fue una hermosa ceremonia en un lugar paradisiaco, lleno de vegetación, montañas y misterio. Estuve 3 días y la experiencia tocó mi alma. Me platicó como se conocieron, parece que fue una atracción mutua. Ella es de Estados Unidos y se vino a México a probar suerte. Cuando él me describe su experiencia, me menciona que fue algo de lo más natural que se convirtieran en pareja, comenzaran a vivir juntos y, finalmente, tomaran la decisión de casarse.
Me decía que el período de acoplamiento de vivir juntos pasó sin problemas, lo cual me sorprende ante la cantidad de historias que conozco, de una difícil adaptación entre una pareja que comienza a vivir junta.
El me dijo "Si tenía ganas de tener pareja, pero como no tenía fortuna, decidí enfocarme en mis proyectos y dejé abierta la posibilidad de, si encontraba a alguien, tomar la oportunidad".
Le respondí, que probablemente por eso la encontró. Al dejar de preocuparse por el amor y enfocarse en sus sueños, dejó de lado esa angustia, pero con la semilla de la esperanza sembrada.
Y cuando él me platicaba de sus proyectos, muy relacionados con el medio ambiente, y que ella tenía deseos de estudiar una maestría en Estados Unidos o Canadá, comprendí algo: los dos estaban en un momento de apertura, luchando por alcanzar sus sueños. Y fue justo en ese momento, en el que ambos se cruzaron.
Ahora, como pareja ellos se apoyan. El trabaja y ella está en casa, enfocándose en una Maestría en línea. Pero en un futuro vivirán en Estados unidos, donde ella trabajará y él tendrá que ser paciente.
¡Maravilloso! Ambos se apoyan y se impulsan mutuamente en sus sueños, una hermosa danza del amor. Mi amigo me confesaba que ya no siente atracción por otras mujeres, que ella llena su espacio.
Cuando los veo a ellos y noto la mirada enamorada con la que busca a mi amigo, siento una tremenda envidia, pero enormemente feliz de saber que el amor SI existe.
¿Se puede poner su secreto en una fórmula? Creo que se puede deducir leyendo esta historia.
¿Sabes? Tomo conciencia que el amor de mi vida, no lo voy a encontrar como alguien que me rescate de mi soledad, o alguien sobre quien poner la responsabilidad de mi vida. Es alguien con quien me voy a encontrar, en el momento que decida trabajar por lo que amo. Se estrellará conmigo. Me queda claro que mientras esté más pleno, voy a atraer a una mujer más acorde con esa felicidad. Es un acto de paciencia, fe y esperanza.
Y tú ¿Cómo vas en el camino por tus sueños?
Colaboración de Edgar Martínez (Webmaster)
México