Al no saber nadie lo que es sentirse triste, vivir sin ser eso, lo que realmente sientes. Cuando el llanto se convierte en carcajada, al mismo tiempo, mirar la vida a través de una gran máscara y al ver tu reflejo en el espejo no reconocer a la persona que estás viendo porque te has convertido en el perfecto actor, el protagonista de una gran farsa.
Al caminar no sentir que tus pies toquen el suelo aunque lo hagan, tragarte tus mentiras y un día al despertar, al ver a ese individuo que no eres tú pero que ya no es aquel, es cuando al final ya no sabes distinguir lo que has inventado y lo que era real. Al sentir como incluso el espejo que antes te escupía la verdad a la cara hoy incluso si pudiera se escondería de ti y que te miente para no hacerte sufrir.
Cuando tratas de preguntarte ¿quién eres?, ya no encuentras respuesta alguna a ello, lo único que encuentras es un cuerpo vacío que sólo se mueve por inercia, sin expresar lo que ha oprimido; a sido desechado por lo que hoy soy aunque realmente no lo sea. Al final la risa se convierte en un arma ante el mundo y llorar en tu escondite más profundo y cada vez más lejano...
Has dejado de ser tú para ser sólo un muñeco escondido en su piel, dejando al verdadero yo en una cueva de donde no piensa dejarlo salir. Lo cual sólo puede tomar el nombre de ¨robot¨en el cual mi amigo me he convertido y ahora soy sólo uno más de los que viven bajo su mascara en esta ciudad de hierro.
Colaboración de
Barby
México