Aún recuerdo el día en que llegaste, fue a final del otoño; una tarde soleada el día era hermoso, se complementó con la noche fría plagada de estrellas fugaces, ¡con la luna radiante! excelsa! y se dio ese instante por fin, no estaba previsto fueron años de reconstrucción de quitar las pesadas capas que cubrían lo más profundo de mi interior y así disipé mis dudas, expulsé el miedo, apareció la razón en disparos de luz que con suaves toques recorrieron mi cuerpo ¡la felicidad llegó!