Aprender a observar y aprender a no quejarme son dos aprendizajes beneficiosos. Observar es estar en disposición de aprender, de crecer y mejorar. Si aprendo a no quejarme descubro los beneficios de no quejarme, como lo beneficioso de la humildad.
Comunicar es la conexión entre mi ser mental y mi ser emocional. Cuando esto es así se produce automáticamente la conexión con mi ser material.
En estos grados comunicativos el más básico, donde se inicia el proceso, es el mental. Con lo que pienso en el mental genero emociones. Y este es el segundo grado: el emocional, que refleja el estado de ánimo y mi actitud general en la vida y ante la vida. Desde las emociones elijo los gestos y las palabras y así entro en el último grado comunicativo: el material, con el que termina el proceso.
Las imágenes fueron anteriores a la palabra. Primero pienso con imágenes y después con palabras. Conecto una palabra a una imagen y aquélla me ayuda a encontrar esa imagen a la que la tengo asociada. De esta forma lo que me cuento depende de esas asociaciones. Utilizar la palabra a partir de ahí es también seleccionar la imagen a la que asocio esa palabra.